el rey del bollicao
Dicen que en la Roma hicieron una fiesta el día que se supo con seguridad que Antonio Cassano se marchaba al Madrid. Nacido en un peligroso barrio de Bari, donde cuentan que la policía ni se atreve a entrar, el italiano siempre ha sido una fuente de problemas en sus equipos. Ya chocó con el carácter de Capello en la Roma (foto), pero el míster recondujo al díscolo jugador. Al final, la situación se hizo insostenible. En la capital italiana no sólo tuvo mala relación con Capello, sino con todos sus compañeros y, en especial, con el capitán, Francesco Totti, con el que ya no se hablaba y del que había sido gran amigo. A Madrid llegó a precio de saldo (sospechoso) y enseguida se encargó de demostrar por qué. Parecía una vieja gloria antes de jugar un partido de costillada; apático y pasado de peso, entró poco en los planes de López Caro. En verano parecía que la cosa había mejorado, que había dejado de comer bollicaos y tigretones y que estaba dispuesto a someterse a la férrea disciplina de Capello. Pues no, y no se le ocurrió mejor idea que la de insultar a su entrenador delante de sus compañeros. En la era galáctica no sé qué hubiera pasado (en realidad sí), pero ahora se lleva una multa gorda y se le aparta del equipo, en principio tres semanas, pero me da que esto no tiene vuelta de hoja. Conociendo a Capello, seguro que lo cambia en diciembre por un central. Tiempo al tiempo.
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