
Permitidme que me apropie de parte de la narración de Víctor Hugo Morales en el Argentina-Inglaterra del Mundial de fútbol de México, cuando Maradona recorrió prácticamente todo el terreno de juego para marcarle a los ingleses el mejor gol de la historia de los Mundiales. Poco puedo decir de la final del domingo; después de ganar agónicamente en semifinales a la albiceleste, tocaba Grecia, que se había cargado previamente a Estados Unidos. La buena noticia era la plata segura, la mala, quedarse a las puertas después de tanto esfuerzo. Sobre todo sin Pau Gasol, lesionado, que se moría de nervios en el banquillo. Resultado, 70-47, increíble partido de los de Pepu, que lo bordaron, sobre todo en defensa. España, CAMPEONA DEL MUNDO. Todavía me entra la risa floja cuando lo leo en la prensa o lo veo por televisión. Los niños se hicieron hombres, aquellos campeones del mundo juniors ya lo son de grandes y pusieron a todo el país en pie. Unos cracks, del primero al último, pero sobre todo Pau, MVP del torneo sin jugar la final, y Pepu, cuyo padre había fallecido la noche anterior a la final y escondió la noticia para no desanimar a los suyos. Gracias, a toda la selección española de baloncesto, por estas lágrimas...
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